Auto Supremo AS/0832/2021
Tribunal Supremo de Justicia Bolivia

Auto Supremo AS/0832/2021

Fecha: 15-Sep-2021

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

                                                                              S A L A   C I V I L  



Auto Supremo: 832/2021

Fecha: 15 de septiembre de 2021

Expediente:LP-130-21-S

Partes: Remberto    Vásquez   Apaza    c/   Gonzalo   Vásquez   Rodríguez,  Aurora

           Rodríguez Aragón,  herederos  de  Matilde Gómez Vda. de Carvajal,  y Jorge

           Zacarías, Luis Elías y Wálter todos Carvajal Gómez.

Proceso: Declaración de simulación más división y partición de bien inmueble.

Distrito: La Paz.

VISTOS: El recurso de casación de fs. 689 a 692 vta. interpuesto por Gonzalo Vásquez Rodríguez y Aurora Rodríguez Aragón contra el Auto de Vista Nº S-180/2021 de 26 de marzo de fs. 672 a 679, pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, dentro del proceso ordinario de declaración de simulación más división y partición de bien inmueble seguido por Remberto Vásquez Apaza contra los recurrentes y otros, la contestación de fs. 697 a 699; el Auto de concesión de 25 de junio de 2021 a fs. 703; el Auto Supremo de Admisión Nº 673/2021-RA de 28 de julio de fs. 711 a 712 vta.; todo lo inherente al proceso; y:

CONSIDERANDO I :

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1. Remberto Vásquez Apaza por memorial de demanda de fs. 16 a 18 vta., que fue aclarado a fs. 20 y vta., inició proceso ordinario de declaración de simulación más división y partición de bien inmueble, pretensiones que fueron interpuestas contra Gonzalo Vásquez Rodríguez, Aurora Rodríguez Aragón, herederos de Matilde Gómez Vda. de Carvajal, Jorge Zacarías, Luis Elías y Wálter todos Carvajal Gómez; quienes una vez citados, Gonzalo Vásquez Rodríguez y Aurora Rodríguez Aragón mediante escritos de fs. 36 a 39 vta., y fs. 64 a 65, opusieron excepciones de incompetencia, litispendencia, oscuridad, contradicción o imprecisión en la demanda, prescripción y contestaron negativamente a la demanda; sin embargo, los herederos de Matilde Gómez Vda. de Carvajal al no haber comparecido al proceso pese a su legal citación por edictos, mediante decreto de 22 de febrero de 2013 a fs. 117 vta., fueron declarados rebeldes; en cambio, el codemandado Wálter Carvajal Gómez, se apersonó al proceso según escrito a fs. 119 y vta. por el que interpuso incidente de nulidad de notificación; finalmente, Jorge Zacarías y Elías ambos Carvajal Gómez también fueron declarados rebeldes según el Auto de 28 de noviembre de 2013 que cursa a fs. 154 vta.

2. Bajo esos antecedentes, y tramitada que fue la causa, el Juez Público Civil y Comercial 3º de la ciudad de La Paz, emitió la Sentencia Nº 603/2017 de 29 de agosto de fs. 577 a 582 vta., declarando IMPROBADA la demanda sobre acción declarativa de simulación en cuanto a la identidad de las personas en la Escritura Pública Nº 3074/2005, inserción de los nombres de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez de Vásquez, cancelación del asiento A-2- en la Matrícula computarizada Nº 2.01.0.99.0085960 y creación de nuevo asiento al no encontrarse cancelada la deuda contraída por parte de Gonzalo Vásquez Rodríguez al Banco Mercantil Santa Cruz S.A. salvándose los derechos de la parte a la vía legal más conveniente, con costas y costos.

Resolución que, puesta en conocimiento de las partes procesales, dio lugar a que el demandante Remberto Vásquez Apaza, por memorial cursante de fs. 600 a 604 vta., interponga recurso de apelación.

3. En mérito a esos antecedentes la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, emitió el Auto de Vista Nº S-180/2021 de 26 de marzo de fs. 672 a 679, por el que REVOCÓ en forma total la Sentencia apelada y deliberando en el fondo declaró PROBADA en parte la demanda en lo que respecta a la simulación relativa e IMPROBADA respecto a la división y partición del bien poseído en lo proindiviso; en consecuencia dispuso que ante la Notaria de Fe Pública Nº 7 se proceda a la inserción de los nombres de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez Aragón en la Escritura Pública Nº 3074/2005 de 17 de noviembre en calidad de verdaderos compradores del lote de terreno de 386 m2 y construcciones ubicado en el callejón hoy Pasaje Isaac Tamayo, zona El Rosario de la ciudad de La Paz; de igual forma, dispuso que se proceda al registro en Derechos Reales en la Matrícula computarizada Nº 2.01.0.99.0085960, debiendo figurar como nuevo asiento la propiedad de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez Aragón, sin costas ni costos por la revocatoria.

Determinación que fue asumida en virtud a los siguientes fundamentos:

- Que el juez A quo no comprendió que la pretensión demandada se refiere a una simulación relativa y que esa pretensión fue demandada por un tercero interesado y no un participante o suscribiente directo del interesado y, por lo tanto, puede acreditar los hechos de su pretensión por todo medio probatorio.

- En lo que respecta a la intervención del Banco Mercantil Santa Cruz S.A., señaló que al no haber intervenido en la litis no le genera indefensión alguna, mucho menos afecta la garantía que ostenta, ya que conforme al instituto de la causa, y en caso de acogerse la demanda, esta no puede ser opuesta como un medio para eludir  afectar los derechos de terceros, este por aplicación efectiva del art. 544.I del CC, además que conforme el certificado de fs. 567 la acreencia ya fue cancelada el 22 de octubre de 2015.

- Que la Escritura Pública de compraventa fue labrada el 17 de noviembre de 2005, donde el precio de la compra del inmueble fue de $us. 90.000.- de los cuales el comprador Gonzalo Vásquez Rodríguez habría cancelado la suma de $us. 25.000.- cubriendo el restante $us. 65.000.- por financiamiento bancario con garantía hipotecaria y personal de Aurora Rodríguez Aragón (progenitora y esposa del codemandado y demandante, respectivamente).

- Respecto al estándar detallado en el Auto Supremo Nº 731/2019 de 29 de julio, concluyó los siguientes extremos:

Vínculo de afecto entre los contratantes:  que, si bien los compradores y vendedores no son familiares, empero entre el tercero demandado y el comprador, así como la garante existe un vínculo de parentesco de primer grado, lo que conlleva, por lógica, que en el caso de simulación no se haya suscrito un contradocumento.

Inexistencia de causa en el contrato: que al ser impugnada la simulación por un tercero no aplica la inexistencia de causa en el contrato.

Imposibilidad económica del adquiriente: señaló que, de un total de 120 cuotas, el adquiriente del bien inmueble sólo presentó cuatro comprobantes de pago, lo que no condice con la realidad, ya que lo normal es que en este tipo de acreencias bancarias quien cancele o se haya hecho cargo de la cuota tenga en su poder los comprobantes, al margen de que, por la edad del comprador (22 años al momento de suscribirse la transferencia), existe una imposibilidad económica.

Si bien éste y su progenitora alegaron un desarrollo laboral a temprana edad del adquiriente, empero no existe prueba alguna que acredite ese extremo, es más, no existe prueba que acredite una actividad económica significativa como para poder alcanzar a los 22 años de edad, la suma de $us. 25.000.-, ya que la licencia de funcionamiento de 26 de febrero de 2004 no acredita que hubiera alcanzado en un año la suma otorgada como adelanto ($us.25.000.-) y el Certificado de 23 de agosto de 2011 sólo acredita la existencia de puestos comerciales cuya actividad es ejercida por la progenitora que es la ocupante, al contrario, por el contrato de consignación de mercadería y comercialización de artículos deportivos de 15 de febrero de 2003 de fs. 192 a 193 y la certificación a fs. 347 y vta., se tiene demostrado que el demandante y la codemandada Aurora Rodríguez  Aragón tuvieron ingresos económicos demostrables.

Cuantía del bien enajenado, no es razonable que el comprador haya priorizado la compra de un bien inmueble de $us. 90.000.- cuando no se tiene acreditado sus ingresos y peor aun cuando éste tenía gastos de educación.

Cambio en el patrimonio del vendedor, falta de ejecución material del contrato y contemporaneidad del contrato simulado con el acto al cual se pretende perjudicar, estos requisitos al no ajustarse a la causa no fueron considerados.

Otros, de las confesiones efectuadas por las partes, infirió que existió un acuerdo entre los progenitores (Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez) para la adquisición del bien inmueble, mas no así por parte del hijo, ya que es ilógico que en la declaración de 26 de noviembre de 2009 la demandada afirme pagar las cuotas del inmueble y ofrezca en garantía, empero cuando fue citada con la presente demandada niegue tal adquisición y afirme que la propiedad es de su hijo.

- Por los fundamentos expuestos decidió acoger la pretensión relativa a la simulación relativa del contrato en lo que respecta la identidad de los compradores; sin embargo, con relación a la división y partición del bien inmueble, señaló que no se puede determinar dicho aspecto en el presente proceso, pues una vez concluida la causa recién podrá establecerse si el bien pertenece o no al matrimonio Vásquez-Rodríguez.   

4. Fallo de segunda instancia que, puesto en conocimiento de los sujetos procesales, ameritó que los codemandados Gonzalo Vásquez Rodríguez y Aurora Rodríguez Aragón, por memorial de fs. 689 a 692 vta., interpusieran recurso de casación, el cual se pasa a analizar:

CONSIDERANDO II.

DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN Y SU CONTESTACIÓN

Del medio de impugnación objeto de la presente resolución, se observa que los codemandados, ahora recurrentes, Gonzalo Vásquez Rodríguez Y Aurora Rodríguez Aragón alegaron como agravios los siguientes extremos:

1. Acusaron la existencia de contradicción entre los considerandos y la parte resolutiva del Auto de Vista recurrido, pues el Tribunal de alzada se explayó y abundó en referirse a la supuesta carencia de recursos económicos de Gonzalo Vásquez Rodríguez que le impedían adquirir el bien inmueble objeto del proceso, empero en la parte resolutiva no se dispuso nada respecto este sujeto procesal.

2. Denunciaron que el Tribunal Ad quem no hizo una valoración integral de la prueba de cargo y descargo producida en juicio para revocar la Sentencia del juez A quo, por lo que consideran que el Auto de Vista recurrido no reúne los requisitos esenciales de formación de un fallo y con criterio sesgado y parcializado no consigna y menos hace una valoración integral de las pruebas que sirvan como fundamento para “anular” la Sentencia.

3. Alegaron la violación del art. 327 del anterior Código de Procedimiento Civil y art. 11 del nuevo Código Procesal Civil, pues mal podría el juzgador entender o comprender cual la pretensión o aspiración del demandante, por lo que la conclusión realizada en el Auto de Vista de que el demandante y su entonces esposa no podían acceder a un financiamiento porque tendrían problemas financieros y por dicha razón hicieron figurar como adquiriente y deudor a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez sería errónea toda vez que el certificado de la ASFI señala que quien no era sujeto de crédito era Remberto Vásquez Apaza y no así su esposa.

4. Acusaron que la determinación inmersa en el Auto de Vista recurrido de cuestionar que Gonzalo Vásquez Rodríguez no podía ser sujeto de crédito en razón de su edad, siendo que en el año 2005 era mayor de edad y, por ende, titular de derechos y obligaciones, más aún si se considera que en el país la actividad laborar es a partir de los 14 años, se constituiría en una aseveración discriminatoria. En este mismo acápite, denunciaron que debió exigirse los comprobantes de pago del crédito al demandante y no al codemandado, pues es el actor quien tiene la obligación de acreditar su pretensión; finalmente, advirtieron que no resulta lógico que el demandante considere que Gonzalo Vásquez Rodríguez tenga capacidad económica para ser sujeto de crédito bancario y cancelar las cuotas mensuales, empero, para los intereses y pretensiones del demandante no las tenga.

En virtud a estos reclamos solicitaron se case el Auto de Vista y deliberando en el fondo se declare improbada la demanda.

De la contestación al recurso de casación.

Remberto Vásquez Apaza por memorial de fs. 697 a 699, contestó al recurso de casación, en virtud a los siguientes fundamentos:

- Señaló que la resolución recurrida en casación hizo un análisis exhaustivo y pormenorizado de toda la prueba aportada por las partes, llegando a la conclusión de que existió simulación en cuanto a la identidad del comprador del bien inmueble objeto de litis, ya que su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez al momento de la compra tenía apenas 22 años, no tenía trabajo y era estudiante.

- Que el recurso de casación no cumple con los presupuestos y requisitos técnicos que hacen a la esencia de ese recurso previstos en el art. 271.I y II con relación al art. 274.I núm. 3) del Código Procesal Civil, por lo que se trataría de un recurso de casación manifiestamente improcedente porque no existe distinción entre violación, interpretación errónea y aplicación indebida de la ley, como tampoco si esta es en el fondo o en la forma, y menos expresa con claridad y precisión en qué consistiría los reclamos acusados.

- Que el error en el apellido de la codemandada Aurora Rodríguez Aragón, que por error se insertó “Argon” no constituye una causal de nulidad, pues para que esto suceda, el error tiene que ser de tal magnitud que afecte el debido proceso, lo que no ocurre en el presente caso porque la omisión de la letra “A” no es de trascendencia.

- Que el Auto de Vista es una pieza concebida con estructura narrativa de antecedentes, prueba, parte motivadora amplia, precisa, con afirmaciones sustentadas en todos y cada uno de los elementos de prueba, pero fundamentalmente en un hecho lógico y racional es que padres que compran un inmueble a nombre de un hijo joven de 22 años, basado en la confianza, lo que significa una simulación relativa en cuanto a la identidad del comprador, con explicación detallada en el fallo del porqué se revoca la Sentencia por el juez inferior, por lo que hablar de criterio sesgado y parcializado sin explicación alguna resulta una vaga y mera afirmación para luego contradecirse y señalar que la resolución recurrida redunda en doctrina.

- Que en los memoriales de fs. 16 a 18 y a fs. 20 se especificó que la pretensión demandada era una simulación relativa.

- Que los recurrentes en ningún momento refutaron que Gonzalo Vásquez Rodríguez para el momento de la compraventa tenía 22 años y además era estudiante.

- Que el problema no radicó en el hecho de que el codemandado Gonzalo Vásquez era o no mayor de edad, sino que el problema radicó en que él no trabajaba, era estudiante, consecuentemente, no tenía ingresos propios para aparecer como adquiriente de un inmueble de $us. 90.000.-, más aún cuando en obrados se demostró que en el proceso de divorcio se solicitó asistencia familiar en favor de los hijos del matrimonio Vásquez-Rodríguez, la suma de Bs. 4.000.-, por lo que en el caso de autos no existiría discriminación alguna, sino razonamientos claramente expuestos en que al momento de la compra era un joven que estaba en la edad de estudiar inscrito en la universidad.

En razón a dichos fundamentos solicitó que se declare improcedente el recurso de casación interpuesto por los codemandados.

CONSIDERANDO III:  

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

III.1. De la simulación del contrato y de la prueba de la simulación.

Sobre el tema, este Tribunal Supremo de Justicia emitió el AS Nº 1160/2015 de 16 de diciembre, donde razonó lo siguiente: “Bajo ese contexto, es preciso determinar qué se entiende por simulación en términos generales, simular es representar o hacer aparecer algo fingido; jurídicamente se define la simulación, como el acto jurídico que, por acuerdo de las partes, se celebra exteriorizando una declaración no verdadera, sea que carezca de todo contenido pura apariencia, o bien que esconda uno verdadero diferente al declarado, apariencia que encubre la realidad, es decir, la simulación puede ser absoluta o relativa, siendo -absoluta- cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de real, y es -relativa- cuando se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia que oculta su verdadero carácter.

Corresponde también precisar que, en términos generales, "la simulación consiste en que el otorgante o los otorgantes de un acto jurídico o contrato, esconden al público la realidad, la naturaleza, los participantes, el beneficiario o las modalidades del negocio jurídico celebrado..." Josserand, Código Civil Carlos Morales Guillen.

Asimismo, se debe establecer cuales los requisitos para que un contrato sea simulado, en principio debe existir el acuerdo de partes, es decir la conformidad o acuerdo de todas las partes contratantes, siendo necesaria la bilateralidad de la ficción en la creación del acto simulado. Otro requisito es la discordancia intencional, que se entiende como la contradicción entre lo querido y lo manifestado con la voluntad de engañar, la que debe ser intencional con el fin de ocultar la realidad frente a terceros, puesto que la intencionalidad engañosa es la característica básica del acto simulado. Finalmente debe existir la intención de engañar, debido a que en la simulación siempre hay engaño, por esta razón la simulación al ocultar la verdad y ofrecer una apariencia falsa, busca engañar a los terceros que suponen la realidad del acto cuando en realidad dicho acto no existe o encubre otro simulado.

Al respecto el Código Civil en relación a la simulación, señala en su art. 543 “(Efectos de la simulación entre las partes) I. En la simulación absoluta el contrato simulado no produce ningún efecto entre partes. II. En la relativa, el verdadero contrato, oculto bajo otro aparente, es eficaz entre los contratantes si reúne los requisitos de sustancia y forma, no infringe la ley ni intenta perjudicar a terceros”. Por lo tanto, la simulación del contrato es absoluta, cuando las partes del negocio simulado no quieren, en realidad, celebrar negocio alguno; en tanto que es relativa cuando produce la divergencia entre la intensión práctica y la causa típica del contrato o acto jurídico; es decir, existe contrato, pero en ella existen situaciones contractuales que no corresponden a la realidad”. (El resaltado corresponde a la presente resolución)

Ahora bien, en cuanto a los medios probatorios autorizados para demostrar la simulación de un contrato, el citado Auto Supremo orientó lo siguiente: “… el art. 545 del Código Civil, que señala: “(Prueba de la simulación), I La prueba de la simulación demandada por terceros puede hacerse por todos los medios incluyendo el de testigos. II. Entre las partes solo puede hacerse mediante contradocumento u otra prueba escrita que no atente contra la ley o el derecho de terceros”, que tratándose de terceros la prueba no está limitada, siendo viables todos los medios probatorios, inclusive la testifical, con el objetivo de demostrar la simulación practicada por las partes.” (El resaltado corresponde a la presente resolución)

III.2. De la valoración de la prueba.

Sobre el particular, la doctrina desarrollada en el apartado III.3. del Auto Supremo Nº 388/2021 de 04 de mayo, señaló: “La valoración de la prueba para el autor Víctor Roberto Obando Blanco es: “…el juicio de aceptabilidad (o de veracidad) de los resultados probatorios (las hipótesis). La valoración constituye el núcleo del razonamiento probatorio; es decir, del razonamiento que conduce, a partir de las informaciones aportadas al proceso a través de los medios de prueba, a una afirmación sobre hechos controvertidos (…) La valoración de la prueba no puede ser una operación libre de todo criterio y cargada de subjetividad, sino que debe estar sometida a las reglas de la lógica, de la sana crítica, de la experiencia”.

En esa misma lógica, el citado autor refiriéndose a la finalidad de la prueba señaló: “La averiguación de la verdad es el objetivo fundamental de la actividad probatoria en el proceso judicial”, asimismo, refiriéndose al curso internacional Teoría de la Prueba, realizado en la ciudad de Lima el año 2012, citando a Michele Taruffo señaló: “El juez es el único que tiene la obligación de descubrir la verdad, dado que la manera como los abogados utilizan las pruebas no es descubrir la verdad sino defender la posición de su cliente, esto es, persuadir al juez de que el cliente tiene la razón”, es decir que producida la prueba, el juez comienza a examinarla, tratando de encontrar la existencia del hecho o hechos afirmados por las partes. Finalmente, de ese examen puede salir la verdad, cuando encuentre conformidad de los hechos afirmados, con la prueba producida; también puede suceder lo contrario, todo depende de la eficacia de los elementos que se hayan utilizado en la investigación; este proceso mental -Couture- llama “la prueba como convicción”, tal cual expresa José Decker Morales en su obra Código de Procedimiento Civil Comentarios y Concordancia.

Empero esta actividad valorativa, se encuentra reglada por sistemas adoptados por la legislación procesal civil que orientan este ejercicio cognitivo, a cuyo mérito el Auto Supremo N° 240/2015, señala: “…respecto a la valoración de la prueba, resulta loable destacar que es una facultad privativa de los Jueces de grado, el apreciar la prueba de acuerdo a la valoración que les otorga la ley y cuando ésta no determina otra cosa, podrán hacerlo conforme a su prudente criterio o sana crítica, según dispone el art. 1286 del Código Civil (…) Ésta Tarea encomendada al Juez es de todo el universo probatorio producido en proceso (principio de unidad de la prueba), siendo obligación del Juez el de valorar en la Sentencia las pruebas esenciales y decisivas (…), ponderando unas por sobre las otras; constituyendo la prueba un instrumento de convicción del Juez, porque él decide los hechos en razón de principios de lógica probatoria, en consideración al interés general por los fines mismos del derecho, como remarca Eduardo Couture”.

De estas acepciones se infiere que, en nuestro régimen procesal civil, la valoración de la prueba está regida por el sistema de valoración de la sana crítica o prudente criterio y la prueba legal o tasada. Entendiendo a la primera -sana crítica o prudente criterio-, como la observación de las reglas fundamentales de la lógica y la experiencia, concibiendo que esta fundamentación o motivación, básicamente consistirá en una operación racional fundada en la certeza, observando los principios lógicos supremos que gobiernan la elaboración de los juicios (conclusiones) y dan base cierta para determinar si son verdaderos o falsos, de tal manera que las leyes del pensamiento se presentaran como leyes necesarias, evidentes e indiscutibles a momento de analizar esas conclusiones, leyes que, como es conocido en la doctrina, están gobernadas por los principios lógicos de identidad, contradicción, tercero excluido y razón suficiente. Ahora bien el sistema de valoración de prueba legal o tasada, fue introducido como un freno o un obstáculo en la actividad valorativa del juez, pues supone que el propio ordenamiento jurídico establece en forma legal una serie de máximas, con arreglo a las cuales los hechos valen como probados con independencia del convencimiento del juez, siempre que se cumplan unos determinados requisitos o formas, o lo que es lo mismo, este sistema se caracteriza porque la ley indica, por anticipado, el valor o grado de eficacia que tiene cada medio probatorio, lo que implica que el juez no tiene libertad de apreciación, sino que, ante determinada prueba le deberá atribuir el valor o eficacia que indica la ley.

Siendo así que, ante la impugnación de errónea valoración de la prueba (ya sea por error de hecho o por error de derecho) es decir, incorrecta aplicación de los anteriores criterios en la fundamentación de la Sentencia o Auto de Vista por el Juez o Tribunal de Alzada, es este Tribunal Supremo el encargado de verificar si los argumentos y conclusiones de las resoluciones de instancia, reúnen los requisitos para ser considerados lógicos, esto es, que no contengan afirmaciones falsas, incoherentes o irracionales, lo que se podrá verificar, haciendo un análisis respecto de la valoración de la prueba, contrastando justamente con las señaladas leyes del pensamiento humano, luego, si este Tribunal encuentra que se ha quebrantado estas leyes, es decir existe errónea aplicación de la ley adjetiva o sustantiva en dicha apreciación, por inadecuada valoración de la prueba por parte del Juez o Tribunal de Alzada, corresponde enmendar tal situación, ello en resguardo de los principios de unidad, comunidad, concentración, contradicción, verdad materia, entre otros, que son rectores del proceso civil y a los que están sometidas las pruebas, para el resultado final de resolución.”

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

Expuestos los fundamentos doctrinarios que han de sustentar la presente resolución, corresponde a continuación dar respuesta a los reclamos inmersos en el recurso de casación que fue interpuesto por los codemandados Gonzalo Vásquez Rodríguez y Aurora Rodríguez Aragón.

1. Como primer reclamo denuncian la existencia de contradicción entre los considerandos y la parte resolutiva del Auto de Vista recurrido, pues el Tribunal de alzada sólo se habría referido a la supuesta carencia de recursos económicos de Gonzalo Vásquez Rodríguez que le impedían adquirir el bien inmueble objeto del proceso, empero en la parte resolutiva no habría dispuesto nada respecto a este sujeto procesal.

De lo acusado en este apartado, se infiere que los hechos en que se sustenta están orientados a cuestionar una posible transgresión del principio de congruencia, toda vez que la resolución impugnada en esta instancia procesal presentaría una contradicción interna entre lo razonado en la parte considerativa y lo dispuesto o resuelto en la parte resolutiva; en ese entendido, es pertinente señalar que, conforme a la vasta jurisprudencia emitida por esta Sala especializada del Tribunal Supremo de Justicia, uno de los elementos principales del derecho al debido proceso evidentemente es el de congruencia de las resoluciones judiciales, la cual debe entenderse desde dos acepciones, la primera concerniente a la congruencia externa que exige plena correspondencia entre lo solicitado por las partes y lo resuelto por las autoridades judiciales no pudiendo apartarse de lo solicitado, omitir pronunciamiento u otorgar más de lo pedido; y segunda, la congruencia interna, que se define como el hilo conductor que debe contener una resolución judicial, es decir, la existencia de coincidencia racional y lógica en la decisión tomada por el juzgador, quien para dictar un fallo debe verificar lo pretendido por las partes en sus actos de proposición, lo probado en el respectivo periodo procesal, el marco legal pertinente, exponiendo -posteriormente- una fundamentación y motivación acorde con la decisión, todo ello debe coincidir manteniendo un esquema y técnica argumentativa adecuada y entendible para el justiciable, pues en caso de no existir en la resolución judicial esta correspondencia externa e interna, se está frente a un fallo incongruente que, en caso de ser trascendente, debe ser subsanado para no transgredir el derecho al debido proceso.

En ese contexto, y toda vez que la vulneración de este derecho se constituye en un reclamo de forma que ataca la estructura formal de la resolución -Auto de Vista-, es que el análisis de este Tribunal de casación se encuentra limitado a contrastar si en el contenido de la resolución existe o no de dicha vulneración, tal como orientó el Tribunal Constitucional Plurinacional en la SCP Nº 1083/2014 de 10 de junio.

En ese entendido, de la revisión del Auto de Vista Nº S-180/2021 de 26 de marzo que cursa de fs. 672 a 679, se advierte que el Tribunal de alzada pronunció dicha resolución en estricto cumplimiento de lo dispuesto en el Auto Supremo Nº 82/2021 de 01 de febrero de fs. 658 a 662 en donde se estipuló que el Ad quem resuelva el fondo de la causa de acuerdo a lo acusado en el recurso de apelación, es así que en el Considerando I se refirió a la resolución que fue objeto de la interposición del recurso de apelación, es decir, a la Sentencia Nº 603/2017 de 29 de agosto, en ese mismo acápite procedió a resumir, en diez incisos, los fundamentos en los cuales se sustentó el recurso de apelación que fue interpuesto por el demandante Remberto Vásquez Apaza; posteriormente, para un correcto entender de la decisión asumida en dicha instancia, en el Considerando II, conforme a los datos que cursan en obrados, estableció ciertas conclusiones sobre lo tramitado en el proceso.

Luego, en virtud a que en el caso de autos la temática a resolver está referida a la simulación, desarrolló de manera amplia el marco jurídico, doctrinal y jurisprudencial de dicho instituto, para que, en virtud a dichos fundamentos, ya en el Considerando III, en el marco del art. 265 del Código Procesal Civil, toda vez que la fundamentación efectuada por la parte apelante fija los límites de la competencia del Tribunal Ad quem, en los apartados III.1.1 y III.1.2. se explicó las razones por las cuales en el caso de autos no era exigible el contradocumento al demandante y porque no era necesaria la intervención del Banco Mercantil Santa Cruz S.A. en el proceso; en base a esas aclaraciones, refirió que en el caso de autos correspondía emitir una decisión de fondo, por lo que inició analizando la legitimación de la parte demandante y los hechos en los cuales se amparó para interponer la pretensión de declaración de simulación relativa, para este último aspecto, aplicó el estándar detallado en la jurisprudencia citada en el AS Nº 731/2019 de 29 de julio, explicando de manera clara y concisa la concurrencia o cumplimiento de los presupuestos que hacen viable esta pretensión, para así concluir que el actor no pudo acceder a un crédito bancario y por ende con la confianza que tenía en su hijo y esposa, constituyeron la transferencia por Escritura Pública Nº 3074/2005 de 17 de noviembre haciendo figurar a Gonzalo Vásquez Rodríguez (hijo) como comprador y para figurar confianza del negoció figuró Aurora Rodríguez Aragón como garante personal, extremo que a la luz de las pruebas y normas detalladas en dicha resolución configuraron la simulación relativa del contrato, por lo que acogió dicha pretensión en lo que se refiere a la identidad de los compradores asumiendo que debe consignarse como verdaderos y legítimos propietarios a Remberto Vásquez Apaza (demandante) y Aurora Rodríguez Aragón (codemandada).

Con base en estos fundamentos y argumentos jurídicos, el Tribunal de alzada, ya en la parte resolutiva del Auto de Vista que es objeto de impugnación en esta instancia, revocó la Sentencia y declaró probada en parte la demanda en lo que respecta a la simulación relativa e improbada en lo concerniente a la división y partición del bien poseído en lo proindiviso, en consecuencia dispuso que ante la Notaría de Fe Pública Nº 7 se proceda a la inserción de los nombres de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez Aragón en la Escritura Pública Nº 3074/2005 de 17 de noviembre en calidad de verdaderos compradores del bien inmueble, asimismo, dispuso que se proceda al registro en Derechos Reales, debiendo figurar en la Matrícula computarizada Nº 2.01.0.99.0085960, en un nuevo asiento, la propiedad de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez Aragón, sin costos ni costas por la revocatoria.

De estas consideraciones, se colige que el Tribunal de apelación, lejos de quebrantar el hilo conductor que debe existir en toda resolución judicial, lo que hizo fue otorgar orden, racionalidad y una debida motivación y fundamentación a su fallo, no existiendo contradicción alguna entre unas y otras consideraciones, o entre estas y la parte dispositiva del Auto de Vista, por lo que el presente reclamo no resulta evidente, pues no se advierte contradicción alguna, como erradamente denuncian los recurrentes.

El Tribunal de alzada ante los fundamentos de hecho y de derecho expuestos en la parte considerativa, al haber sido desvirtuadas las razones en las cuales se sustentó la decisión de primera instancia, toda vez que en el caso de autos se cumplieron con los presupuestos que hacen viable la declaración de simulación relativa respecto a la identidad de los compradores del bien inmueble objeto de litis, de manera congruente revocó la Sentencia y declaró probada la pretensión de simulación relativa y, a efectos de que dicha determinación resulte eficiente para los justiciables que acuden a estrados judiciales con el afán de resolver sus conflictos jurídicos, y de esta manera exista un oportuno reconocimiento de sus derechos a través de la ejecución de las resoluciones judiciales, en estricta concordancia con el petitorio expuesto en la demanda, sin incurrir en omisión alguna respecto a la situación de Gonzalo Vásquez Rodríguez de quien, por lo expuesto supra tuvo por acreditado que sólo figuró como comprador del bien inmueble lo que constituye una simulación relativa del contrato objeto de la litis, dispuso la inserción en el documento simulado como en Derechos Reales de los nombres de los verdaderos propietarios, es decir del demandante Remberto Vásquez Apaza y de la codemandada Aurora Rodríguez Aragón.  

Sin embargo, al margen de lo ya expuesto es menester aclarar a los recurrentes que si estos consideraron que el Tribunal de alzada hubiera incurrido en alguna omisión en la parte resolutiva del Auto de Vista, estos de manera oportuna, podían haber hecho uso de la facultad conferida en el art. 226.III del Código Procesal Civil y solicitar la complementación, enmienda o aclaración sobre este extremo, sin embargo, en el caso de autos, no existe actuado que acredite la solicitud de corrección o enmienda de la omisión alegada recién en etapa de casación.

2. Como siguiente reclamo, los recurrentes acusan que el Tribunal Ad quem no hizo una valoración integral de la prueba de cargo y descargo producida en juicio para revocar la Sentencia del juez A quo, por lo que consideran que el Auto de Vista recurrido no reúne los requisitos esenciales de formación de un fallo y con criterio sesgado y parcializado no hace una valoración integral de las pruebas que sirvieron como fundamento para “anular” la Sentencia.

De acuerdo a lo acusado en este apartado amerita iniciar el presente análisis señalando que, conforme se orientó de manera reiterada en los diversos fallos emitidos por este Tribunal, toda resolución, en estricta sujeción del principio de congruencia, debe reunir la coherencia procesal necesaria, que en el caso de la apelación encuentra su fuente normativa en el art. 265.I del Código Procesal Civil, que establece que el Auto de Vista deberá circunscribirse a los puntos resueltos por el inferior y que fueron objeto de apelación y fundamentación, lo que implica que la apelación encuentra su límite formal en la medida de los agravios propuestos en la impugnación, es decir, que la función jurisdiccional del Órgano de revisión en doble instancia se ve compelido a lo formulado en la apelación por el impugnante.

En ese contexto, el Tribunal de alzada ante los reclamos debidamente fundamentados y expuestos en el recurso de apelación de fs. 600 a 604 vta., que interpuso el demandante Remberto Vásquez Apaza, y en estricta sujeción a los puntos resueltos por el inferior -principio de congruencia-, refirió que un fallo judicial debe responder a los argumentos o hechos que las partes brindan en sus escritos de postulación, por ello, luego de realizar un análisis de la pretensión interpuesta por la parte actora y que la falta de intervención del Banco Mercantil Santa Cruz  S.A. no le genera indefensión y mucho menos afecta la garantía que ostenta, pues en caso de acogerse la demanda la misma no puede ser opuesta como un medio de eludir o afectar los derechos de terceros, es que refirió que en el caso de autos correspondía emitir una resolución de fondo, es así que, al margen de atender el instituto demandado -simulación relativa-, prestó especial atención en la legitimación del demandante y en los hechos en los cuales amparó su demanda; es así que el citado Tribunal, del análisis del Testimonio Nº 3074/2005 de 25 de noviembre sobre escritura pública de compraventa de bien inmueble, contrato de préstamo y constitución de garantías que otorgan el Banco Mercantil S.A., y Matilde Gómez Vda. de Carvajal, Jorge Zacarias, Luis Elías y Walter todos Carvajal Gómez en favor de Gonzalo Vásquez Rodríguez (fs. 1 a 13 vta.), estableció que el demandante Remberto Vásquez tiene la calidad de tercero pues no es parte del referido  contrato y su interés legítimo se encuentra sustentado en que el inmueble objeto del contrato correspondería a su patrimonio como un bien ganancial.

Posteriormente, el Tribunal de alzada, ante los hechos expuestos en la demanda referidos a que el actor principal al no poder acceder a un financiamiento, pues hubiera tenidoa problemas con el sistema financiero y que por esa razón decidió, juntamente con su esposa Aurora Rodríguez Aragón, figurar a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez como adquiriente y deudor en el Testimonio Nº 3074/2005 de 17 de noviembre del bien inmueble ubicado en el Pasaje Isaac Tamayo Nº 9 de la Zona El Rosario con una superficie de 386 m2; es que procedió a realizar un examen detallado de los siguientes medios probatorios: Testimonio Nº 3074/2005 de 25 de noviembre, fotocopia de la cédula de identidad del codemandado Gonzalo Vásquez Rodríguez (fs. 333), certificado de matrimonio del actor con la codemandada Aurora Rodríguez Aragón (fs. 343), comprobantes de pagos de la acreencia presentada por el codemandado (fs. 166 a 169), certificaciones de universidades (fs. 197 a 199 y 372), contrato de consignación de mercadería y comercialización de artículos deportivos de 15 de octubre de 2003 suscrito entre Remberto Vásquez Apaza y Celia Frida Merlo Cordero (fs. 192 a 193), certificación de la Distribuidora “Azabol” (fs. 347), libros de compra y venta de IVA de 27 de agosto de 2003 (fs. 201 a 300), licencia de funcionamiento de 26 de febrero de 2004 (fs. 200), certificados de la Asociación Mixta de Comerciantes Minoristas “Central Graneros” (fs. 194 a 195), confesiones efectuadas por la codemandada Aurora Rodríguez Aragón entre estos los fundamentos inmersos en la ficha social de la Policía Boliviana (fs. 176) y lo acordado en el documento privado de préstamo de dinero (fs. 180 y vta.); finalmente, consideró el historial crediticio del demandante (fs. 478 a 482) que fue contrastado con el certificado de fs. 526.

Lo citado permite concluir que, conforme a los fundamentos expuestos en el Auto de Vista recurrido, el Tribunal de alzada, contrariamente a lo acusado por los recurrentes en este apartado, sí realizó una valoración integral de la prueba de cargo como de descargo, pues con base en el valor legal otorgado a estos y la sana crítica, resolvió revocar la Sentencia de primera instancia y, en consecuencia, declarar probada la demanda de simulación relativa del tantas veces citado contrato en lo que respecta a la identidad de los compradores; determinación que, por lo advertido en el párrafo anterior, fue asumida sobre la base de un examen merituado de las pruebas, confrontando unas con otras y exponiendo el convencimiento que estas formaron en la autoridad jurisdiccional, por lo que la resolución recurrida sí cumple con los requisitos esenciales de formación de un fallo, ya que de forma motivada expuso los hechos que fueron acreditados por los medios probatorios que cursan en el proceso, por lo tanto el reclamo acusado deviene en infundado.

3. Como tercer reclamo, los recurrentes arguyen la violación del art. 327 del anterior Código de Procedimiento Civil y “art. 11” del nuevo Código Procesal Civil, pues consideran que el juzgador no podría entender o comprender cuál la pretensión o aspiración del demandante, por lo que la conclusión realizada en el Auto de Vista de que el demandante y su entonces esposa no podían acceder a un financiamiento porque tendrían problemas financieros y por dicha razón hicieron figurar como adquiriente y deudor a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez, sería errónea, toda vez que el certificado de la ASFI señala que quien no era sujeto de crédito era Remberto Vásquez Apaza y no así su esposa.

Al respecto, y con la finalidad de otorgar una respuesta debidamente motivada y fundamentada, amerita referirnos al principio iura novit curia, que supone que la autoridad jurisdiccional es quien debe conocer el derecho y debe aplicarlo libremente sin que se encuentre constreñido al encuadre normativo alegado por las partes; sin embargo, esta libertad de ninguna manera supone una permisión para alejarse del principio de congruencia, toda vez que el citado principio supone que en la Sentencia se aplicará el derecho que se considere corresponder a la solución de las cuestiones pretendidas, pero sin alterar ni sustituir las pretensiones deducidas ni los hechos en que las partes fundan las mismas, ello en arras de resguardar el principio dispositivo en virtud al cual el Juez no puede de oficio suplir las pretensiones demandas por las partes.

En esa lógica, en aplicación del principio iura novit curia las autoridades jurisdiccionales se hallan únicamente atados a los hechos expuestos por las partes y a la pretensión que estos persiguen, sin que puedan modificar u omitir los mismos, pero sí calificar jurídicamente las pretensiones demandadas incluso apartándose de la calificación realizada por las partes, pues lo contrario implicaría la vulneración del principio dispositivo; de acuerdo a lo acusado en este apartado, corresponde determinar si el Tribunal de apelación podía o no comprender cuál la pretensión o aspiración del demandante, toda vez que a criterio de los recurrentes, sería errónea la conclusión realizada en el Auto de Vista en sentido de que el demandante y su entonces esposa no podían acceder a un financiamiento porque tendrían problemas financieros y que por dicha razón hicieron figurar como adquiriente y deudor a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez.

Remitiéndonos a los fundamentos de hecho en los cuales se sustenta la demanda de simulación relativa de documento y consiguiente división y partición de bien inmueble, cuyos actuados cursan de fs. 16 a 18 vta. y fs. 20 y vta., se advierte que Remberto Vásquez Apaza expone que tanto él como su esposa Aurora Rodríguez de Vásquez tenían problemas de orden económico y que no podían obtener financiamiento en el sistema bancario al tener deudas, y que por dicha razón de mutuo acuerdo habrían resuelto que en lugar de figurar ellos como compradores figure su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez, y como éste -hijo-, por su edad y por el hecho de que no generaría recursos de ninguna naturaleza, no podía haber comprado el inmueble en razón de que el precio acordado fue de $us. 90.000.- de los cuales se otorgó como aporte propio $us. 25.000.- dando en garantía hipotecaria el mismo bien inmueble al Banco Mercantil que concedió el crédito para adquirir el inmueble, y, toda vez que se encontraría separado de su esposa y ésta, en confabulación con su hijo, pretenderían quedarse con la propiedad para beneficio propio desconociendo que le corresponde al demandante el 50% del bien inmueble porque la compra, pago del precio, impuestos y gastos de protocolización, así como el pago del crédito lo realizarían ambos cónyuges, es que de manera expresa solicitó en su petitorio la declaración de simulación en cuanto a la identidad de los compradores en el contrato de compra venta del bien inmueble, préstamo y constitución de garantías suscrito el 02 de octubre de 2005 y protocolizado en la Escritura Pública Nº 3074/2005 y como consecuencia se inserte los nombres de Remberto Vásquez Apaza y Aurora Rodríguez de Vásquez como compradores y se disponga que en el registro de Derechos Reales en la Matrícula computarizada Nº 2.01.0.99.0085960  se cancele el Asiento A-2 y en su lugar se registre un nuevo asiento donde figuren los citados sujetos como propietarios del inmueble.

De estos fundamentos de hecho expuestos en la demanda, se colige que lo alegado por el Tribunal de apelación en sentido de que el demandante y su entonces esposa no podían acceder a un financiamiento porque tendrían problemas financieros y por dicha razón hicieron figurar como adquiriente y deudor a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez, para nada resulta ser errónea, toda vez que estos hechos fueron expresamente expuestos como antecedentes en la demanda, motivo por el cual la Juez de la causa en la Resolución Nº 54 “A”/2014 de 17 de marzo cursante a fs. 162 y vta., fijó dicho extremo como un hecho a ser demostrado por la parte demandante.

En virtud a estos antecedentes se colige que el Tribunal de alzada no vulneró el art. 110 del Código Procesal Civil, que está referido a los requisitos de forma y contenido de la demanda, puesto que la afirmación realizada en el apartado III.2.2. del Auto de Vista emerge de un análisis minucioso de la relación precisa de los hechos que fueron expuestos en la demanda, sin que estos hayan sido modificados u omitidos, ya que la autoridad jurisdiccional, conforme a lo ampliamente expuesto en este acápite no puede apartarse de los hechos expuestos por las partes ni de las pretensiones que estos persiguen; al contrario, el Tribunal de alzada, con base en esos hechos realizó un análisis detallado para determinar si en el caso de autos existen los suficientes medios probatorios para la viabilidad de las pretensiones demandadas por Remberto Vásquez Apaza.

Ahora bien, respecto a lo acusado en la última parte de este numeral, amerita señalar que si bien es cierto que conforme al certificado crediticio de la ASFI (fs. 482) al momento de la compra el actor Remberto Vásquez Apaza no podía acceder a un crédito bancario, sin embargo, no menos cierto es que en virtud a la valoración del universo probatorio, el Tribunal de alzada, lejos de señalar o afirmar que la codemandada Aurora Rodríguez Aragón también se encontraba en la central de riesgos y que por dicha razón ella tampoco podía acceder a un crédito bancario, lo que hizo fue concluir que el demandante sustentado en la confianza que tenía en su hijo y entonces esposa, constituyeron la transferencia inmersa en el Testimonio Nº 3074/2005 de 17 de noviembre, haciendo figurar a Gonzalo Vásquez Rodríguez como comprador y para generar confianza del negocio figuró su progenitora Aurora Rodríguez Aragón como garante personal; conclusión que fue el resultado de la valoración de las pruebas y normas detalladas en el Considerando III del Auto de Vista recurrido, por lo que el reclamo acusado en este apartado resulta infundado.

4. Finalmente, como cuarto reclamo, los recurrentes arguyen que la determinación del Auto de Vista impugnado de cuestionar que Gonzalo Vásquez Rodríguez no podía ser sujeto de crédito en razón de su edad, se constituiría en una aseveración discriminatoria, ya que el año 2005 ya era mayor de edad y por ende titular de derechos y obligaciones, más aún si se considera que en el país la actividad laborar es a partir de los 14 años, de igual forma, observaron que a quien debió exigirse los comprobantes de pago del crédito es al demandante, pues es él quien tiene la obligación de acreditar su pretensión; por último, señalaron que no resulta lógico que el demandante considere que Gonzalo Vásquez Rodríguez tenga capacidad económica para ser sujeto de crédito bancario y cancelar las cuotas mensuales, empero, para los intereses y pretensiones del demandante no las tenga.

En virtud a lo acusado, amerita señalar que en el caso de autos una de las pretensiones demandadas por Remberto Vásquez Apaza, fue la declaración de simulación relativa en cuanto a la identidad de los compradores del contrato de compraventa de bien inmueble, préstamo de dinero y constitución de garantías que otorgaron el Banco Mercantil S.A y Matilde Gómez Vda. de Carvajal, Jorge Zacarías, Luis Elías y Walter todos Carvajal Gómez en favor de Gonzalo Vásquez Rodríguez; en ese entendido es que el Tribunal de apelación, sustentado en los hechos expuestos en la demanda, donde el demandante alegó que él junto con su esposa Aurora Rodríguez Aragón, hubieran hecho figurar a su hijo Gonzalo Vásquez Rodríguez como adquiriente y deudor, procedió a analizar, entre otros presupuestos que hacen viable la pretensión demandada, la imposibilidad económica del adquiriente, es así que sustentado en la edad que Gonzalo Vásquez Rodríguez tenía al momento de la suscripción del contrato (22 años), que fue otro extremo analizado en segunda instancia, se señaló que si bien los ahora recurrentes alegaron que el adquiriente inició un desarrolló laboral a temprana edad, empero no menos cierto es que dicha afirmación para ser considerada como un hecho creíble, debió ser debidamente acreditado, empero en obrados no existe prueba alguna que confirme tal extremo; es decir que, los recurrentes para que se tenga por cierto este hecho, debieron cumplir con la carga de prueba y de manera oportuna y a través de los medios probatorios que la ley le confiere, acreditar las actividades desarrolladas y las ganancias adquiridas desde temprana edad y no limitarse simple y llanamente a alegar que cuando suscribió el contrato objeto del proceso éste era mayor de edad, máxime cuando ese hecho no fue motivo de discusión, por ende el análisis realizado por el Tribunal de alzada para nada se constituye en una aseveración discriminatoria.

Continuando y ahondando en el tema de la carga de la prueba, es pertinente señalar que conforme lo estipula el art. 1283 del Código Civil en concordancia con el art. 136 del adjetivo de la materia, quien pretende un derecho debe acreditar los hechos constitutivos de su pretensión, sin embargo, también es evidente que las normas citadas refieren que quien contradiga los mismos debe probar los hechos impeditivos, modificatorios o extintivos del derecho de la parte actora; lo expuesto permite inferir que la carga de la prueba está íntimamente relacionada con la regla de juicio en cuanto a la actividad jurisdiccional, es decir, que el universo probatorio no solo crea convicción en el juzgador, sino que es la fuente necesaria para resolver la litis, por lo que esta debe ser entendida como una actividad voluntaria-necesaria, tendiente a demostrar con prueba legal los argumentos y pretensiones del derecho demandado, ya que su omisión o inactividad procesal en cuanto a la carga de la prueba trae como única consecuencia la falta de credibilidad en el juzgador respecto a los hechos alegados y no probados, que por lógica jurídica determinará la improcedencia del derecho reclamado, toda vez que el juzgador ante la inexistencia de prueba no puede dejar de fallar.

Sin embargo, la carga de la prueba que pesa sobre la parte demandante, no implica que la parte adversaria demuestre una conducta pasiva y dependa de la actividad probatoria que realice la parte actora, al contrario, como bien lo estipulan las normas citadas supra, deben probar, a través de los medios probatorios legales, los hechos que impidan, modifiquen o extingan el derecho de la parte actora; consiguientemente, lo advertido por los recurrentes en sentido de que debió exigirse los comprobantes de pago del crédito al demandante, carece de sustento, máxime  cuando la imposibilidad económica del adquiriente no sólo se sustentó en los comprobantes de pago del crédito.

Para concluir, se debe señalar que, en el caso de autos, lo que fue objeto de análisis por el Tribunal de apelación, entre otros presupuestos, fue la imposibilidad económica del adquiriente Gonzalo Vásquez Rodríguez, que conforme a los fundamentos expuestos en el inciso c) del apartado III.3.2. del Auto de Vista impugnado, fue un hecho debidamente acreditado por los medios probatorios que cursan en obrados; lo que permitió inferir que el contrato objeto del proceso sí fue simulado en cuanto a la identidad de los compradores, por lo tanto, el alegar que Gonzalo Vásquez Rodríguez tenía capacidad económica para ser sujeto de crédito bancario y cancelar las cuotas mensuales, tampoco desvirtúa los hechos acreditados por la parte actora.

De estas consideraciones, se concluye que este último reclamo tampoco carece de sustento, por lo que deviene en infundado.

Por las razones expuestas y toda vez que los reclamos acusados en el recurso de casación no son fundados ni evidentes, corresponde emitir resolución conforme prevé el art. 220.II del Código Procesal Civil.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 220.II del Código Procesal Civil, declara INFUNDADO el recurso de casación cursante de fs. 689 a 692 vta., interpuesto por Gonzalo Vásquez Rodríguez y Aurora Rodríguez Aragón contra el Auto de Vista Nº S-180/2021 de 26 de marzo de fs. 672 a 679, pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz. Con costas y costos.

Se regula los honorarios del abogado que contestó al recurso de casación en la suma de Bs. 1.000.-

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Juan Carlos Berrios Albizu.



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