SENTENCIA 149/2021, de 13 de septiembre
Tribunal Constitucional de España

SENTENCIA 149/2021, de 13 de septiembre

Fecha: 13-Sep-2021

II. Fundamentos jurídicos

1. Objeto del recurso y pretensiones de las partes.

El demandante de amparo dirige su impugnación contra el auto de la Sección Decimoctava de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 25 de mayo de 2018, que desestimó el recurso de apelación núm. 1136-2017, promovido contra el auto del Juzgado de Primera Instancia núm. 51 de Barcelona, de 2 de mayo de 2017, desestimatorio del recurso de revisión interpuesto contra decreto de la letrada de la administración de justicia de 23 de marzo de 2017, que declaró terminado el proceso de ejecución núm. 984-2010, seguido frente al recurrente. Asimismo, se impugna el decreto de la letrada de la administración de justicia de 8 de abril de 2015, dictado en los mismos autos de ejecución, que desestimó el recurso de reposición planteado frente a la diligencia de ordenación de 1 de diciembre de 2014, la cual dejó sin efecto el remate de la primera subasta.

Se queja el actor de la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión (art. 24.1 CE) en la vertiente de acceso al recurso, alegando que la Audiencia Provincial de Barcelona desestimó su recurso de apelación con el argumento de que existía cosa juzgada en cuanto a los extremos objeto de su recurso, puesto que no se interpuso recurso alguno contra el decreto de 8 de abril de 2015, desestimatorio de las mismas cuestiones, y frente al que no cabía promover recurso alguno por impedirlo el art. 454 bis.1 LEC, que solo permitía reproducir la cuestión más adelante.

El fiscal solicita la suspensión del procedimiento hasta que se resuelva la cuestión interna de inconstitucionalidad núm. 2754-2019 en relación con el art. 454 bis.1 LEC y, alternativamente, la desestimación del amparo. Por su parte, la representación de la ejecutante en el procedimiento a quo ha interesado también la desestimación del recurso, aunque denunciando previamente la existencia de deficiencias procesales en el recurso de amparo.

2. Análisis de los óbices procesales: desestimación.

Antes de proceder a examinar la queja del actor, es preciso resolver los óbices procesales que plantea la contraparte en su escrito de alegaciones pues, de apreciarse alguno de ellos, no habría lugar a entrar en el fondo del asunto. En efecto, el hecho de que el recurso de amparo haya sido admitido a trámite no es obstáculo para que, en este momento procesal, nos pronunciemos sobre la concurrencia de los requisitos para la admisibilidad del recurso, “pues, como venimos declarando (así en la STC 154/2016, de 22 de septiembre, FJ 2), los defectos insubsanables de que pudiera estar afectado el recurso de amparo no resultan subsanados porque haya sido inicialmente admitido a trámite (entre otras, SSTC 18/2002, de 28 de enero, FJ 3, y 158/2002, de 16 de septiembre, FJ 2), de forma que la comprobación de los presupuestos procesales para la viabilidad de la acción puede volverse a abordar o reconsiderar en la sentencia, de oficio o a instancia de parte, dando lugar a un pronunciamiento de inadmisión por la falta de tales presupuestos, sin que para ello constituya obstáculo el carácter tasado de los pronunciamientos previstos en el art. 53 LOTC” (entre otras, SSTC 69/2004, de 19 de abril, FJ 3; 89/2011, de 6 de junio, FJ 2; 174/2011 de 7 de noviembre, FJ 2, y 166/2020, de 16 de noviembre, FJ 2).

La demandada aduce por un lado la falta de denuncia ante el tribunal a quo del derecho fundamental presuntamente conculcado y los motivos en que se basa dicha consideración, lo que impidió a la Audiencia Provincial de Barcelona resolver sobre la presunta vulneración y, en su caso, reparar la lesión del derecho. Por otro, se queja de que la demanda de amparo ha incumplido el requisito de justificar la especial trascendencia constitucional del recurso, que no queda satisfecho con la simple mención del requisito o con la argumentación de la lesión del concreto derecho fundamental, que es lo único que hace el recurrente. Examinemos separadamente ambos óbices.

a) La primera carencia que se denuncia se refiere al requisito de la invocación previa de los derechos denunciados en amparo [art. 44.1 c) LOTC], alegando la representación de la parte demandada que el demandante de amparo, en su escrito de fecha 7 de junio de 2018, a través del cual solicitó la aclaración del auto impugnado resolutorio de la apelación, se limitó a señalar que el hecho de que la citada resolución no fuera objeto de ulterior recurso vulneraba su derecho de acceso a los recursos, sin más argumentación y motivación al respecto. Por tanto, la Audiencia Provincial de Barcelona no tuvo oportunidad de resolver sobre la presunta vulneración cometida, al no haberla planteado y fundamentado el recurrente.

Para resolver este óbice, es preciso recordar la relevancia que nuestra doctrina ha otorgado al requisito de la denuncia formal en el proceso previo del derecho constitucional lesionado, que tiene como finalidad, por una parte, permitir que los órganos judiciales tengan la oportunidad de pronunciarse sobre su eventual vulneración y restablecer, en su caso, el derecho fundamental, y, por otra, preservar con ello el carácter subsidiario de la jurisdicción constitucional de amparo, que resultaría desvirtuado si ante ella se plantearan cuestiones sobre las que previamente, a través de las vías procesales oportunas, no se ha dado ocasión de pronunciarse a los órganos de la jurisdicción correspondiente [por todas, SSTC 77/2015, de 27 de abril, FJ 1; 123/2018, de 12 de noviembre, FJ 2, y 1/2019, de 14 de enero, FJ 2 a)]. No obstante, ha señalado también este tribunal que tal requisito ha de ser interpretado de manera flexible y con un criterio finalista, atendiendo, más que al puro formalismo de la expresada invocación del precepto constitucional que se estime infringido, a la exposición de un marco de alegaciones que permita al órgano judicial cumplir con su función de tutelar los derechos fundamentales y libertades públicas susceptibles de amparo constitucional (por todas, STC 96/2012, de 7 de mayo, FJ 3) y, en su caso, remediar la vulneración causada por él mismo o por el órgano inferior, al objeto de preservar el carácter subsidiario que ostenta el recurso de amparo constitucional, bastando para considerar cumplido el requisito con que, de las alegaciones del recurrente, pueda inferirse la lesión del derecho fundamental en juego que luego se intente invocar en el recurso de amparo, siempre que la queja haya quedado acotada en términos que permitan a los órganos judiciales pronunciarse sobre la misma (entre otras, SSTC 195/1995, de 19 de diciembre, FJ 2; 62/1999, de 26 de abril, FJ 3; 88/2005, de 18 de abril, FJ 3, y 161/2005, de 20 de junio, FJ 2).

La queja del recurrente en amparo, en síntesis, argumenta que no pudo interponer recurso contra el decreto de la letrada de la administración de justicia de 8 de abril de 2015, porque lo impedía el art. 454 bis LEC y, aunque reprodujo la cuestión al interponer recurso de apelación, la Audiencia Provincial de Barcelona no resolvió sobre el fondo del asunto, bajo el argumento de que se había producido cosa juzgada, ya que el citado decreto no había sido objeto de recurso alguno. Pues bien, el núcleo de esa queja lo encontramos claramente identificado en los planteamientos efectuados por el demandante de amparo en la vía judicial previa, más concretamente en el recurso de apelación sustanciado ante la Audiencia Provincial de Barcelona.

Ya en dicho recurso indicó que en el recurso de revisión promovido contra el decreto de 23 de marzo de 2017, que puso fin al procedimiento de ejecución forzosa núm. 948-2010, seguido ante el Juzgado de Primera Instancia núm. 51 de Barcelona, interesó, con fundamento en el art. 454 bis LEC, la reproducción de todas las cuestiones planteadas en los recursos de reposición anteriormente interpuestos por el actor, a fin de que se solventara lo debatido en ellos en la resolución definitiva de la instancia, sin que el juzgado hubiese tenido a bien tomarlo en consideración al resolver la revisión en el auto de 2 de mayo de 2017, objeto de la apelación. Y cuando se le notifica el auto de 25 de mayo de 2018, por el que se desestima la apelación, y en el que se le indica que contra el mismo no cabe recurso alguno, presenta un escrito solicitando su subsanación, al amparo del art. 215.1 y 2 LEC, refiriéndose a dos aspectos: i) Por una parte, que no se había resuelto todo lo planteado en el recurso de apelación, ya que nada se decía en el auto sobre la posible conculcación por la ejecutante de las normas de la buena fe procesal (art. 247 LEC) y sobre la necesidad de culminar el proceso de ejecución con la completa satisfacción del acreedor ejecutante. ii) Por otra, que no se le podía cerrar la vía de la casación ni del recurso extraordinario por infracción procesal, ya que no se le dejaba salida alguna, conculcándose el principio constitucional de acceso al recurso. Se expuso en este punto que el auto resolutorio de la apelación no acertaba en el relato de lo actuado al apreciar la cosa juzgada por la supuesta falta de recurso contra el decreto de 8 de abril de 2015, ya que este era irrecurrible, según se establecía al final del mismo con cita del art. 454 bis LEC. Por tal razón presentó inmediatamente escrito solicitando la reproducción de dicha cuestión, y frente a la resolución definitiva del juzgado interpuso recurso de apelación para que la cuestión de la quiebra de la subasta fuera debatida en segunda instancia, encontrándose con la sorpresa de que el auto de la audiencia provincial entiende que sobre dicha cuestión hay cosa juzgada, por no haberse impugnado en su día el referido decreto.

En suma, en esos razonamientos se identifica sin dificultad el problema de fondo que es objeto de este recurso de amparo, referido, en definitiva, a la imposibilidad de impugnar lo resuelto en el decreto de 8 de abril de 2015, para obtener un pronunciamiento judicial, por disposición del art. 454 bis LEC. Y ello, aunque haya dirigido su argumentación en la solicitud de subsanación a la apertura de la vía de recurso ante el Tribunal Supremo, lo que debe ser entendido como un postrero intento de abrir una vía en la que obtener, finalmente, una respuesta ante la reproducción de la cuestión de fondo realizada en segunda instancia, de acuerdo con la previsión del art. 454 bis LEC, frente a la que el órgano ad quem opuso la existencia de cosa juzgada, por no haberse recurrido en su día el citado decreto.

Por consiguiente, el primer óbice debe ser rechazado.

b) El segundo obstáculo que opone la demandada a la admisibilidad del recurso de amparo afecta al requisito de la justificación de la especial trascendencia constitucional, que viene impuesto por el art. 49.1 in fine LOTC, y que, a su juicio, habría sido incumplido, ya que la demanda se habría limitado a justificar la existencia de la lesión.

A fin de dar respuesta a la objeción procesal propuesta, conviene recordar que la previsión del art. 49.1 in fine LOTC, según la cual “[e]n todo caso, la demanda justificará la especial trascendencia constitucional del recurso”, se configura como una carga procesal de la parte y, al tiempo, como instrumento de colaboración con la Justicia constitucional, habida cuenta de que el legislador ha querido que la valoración del tribunal acerca de la especial trascendencia constitucional de cada recurso venga siempre precedida de la iniciativa y apreciaciones de la parte, recogidas en su escrito de demanda (STC 178/2012, de 15 de octubre, FJ 3). A la parte recurrente, pues, le es exigible un “esfuerzo argumental” (ATC 154/2010, de 15 de noviembre, FJ 4) que ponga en conexión las vulneraciones constitucionales que alega con los criterios establecidos en el art. 50.1 b) LOTC; criterios que se concretan, sin ánimo exhaustivo, en los supuestos contemplados en el fundamento jurídico 2 de la conocida STC 155/2009, de 25 de junio. Como tiene establecido reiteradamente este tribunal, para satisfacer esta exigencia no basta argumentar la existencia de la vulneración de un derecho fundamental, sino que es preciso que “en la demanda se disocie adecuadamente la argumentación tendente a evidenciar la existencia de la lesión de un derecho fundamental —que sigue siendo, obviamente, un presupuesto inexcusable en cualquier demanda de amparo— y los razonamientos específicamente dirigidos a justificar que el recurso presenta especial trascendencia constitucional” (por todas, STC 17/2011, de 28 de febrero, FJ 2).

Pues bien, conforme a la anterior doctrina observamos que en la demanda se menciona el requisito de la justificación de la especial trascendencia constitucional del recurso, dedicando al mismo el epígrafe VIII de los destinados a la exposición del cumplimiento de los presupuestos procesales del recurso, en el cual se afirma que, “de conformidad con el art. 49.1 in fine de la LOTC, se tiene cumplidamente justificada la especial trascendencia constitucional del recurso, digna de ser apreciada atendiendo a su importancia para la interpretación de la Constitución, para su aplicación, o para su general eficacia, y para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales”. Esa fórmula, que con demasiada frecuencia encuentra este tribunal en los recursos de amparo que ante él se presentan, y que es una simple transcripción de las previsiones del art. 50.1 b) LOTC, no satisface la exigencia impuesta a quien demanda en amparo de realizar un esfuerzo argumental destinado a justificar la especial trascendencia del recurso. Es una simple fórmula retórica carente de todo contenido que, como regla general, está llamada al más absoluto fracaso.

Ahora bien, no obstante lo anterior, sí se encuentra en la argumentación del recurso un razonamiento del que se deduce la especial trascendencia constitucional que el actor atribuye al mismo. En efecto, la demanda pone de relieve que la lesión del derecho fundamental del actor, que le ha impedido obtener una resolución de fondo en relación con las cuestiones planteadas ante la letrada de la administración de justicia en el procedimiento de ejecución, procede directamente del art. 454 bis.1 LEC, que le impidió recurrir ante el juez a quo el decreto de 8 de abril de 2015. Y pone en relación ese precepto con sus equivalentes en la jurisdicción contencioso-administrativa y en la laboral, los arts. 102 bis.2 LJCA y 188.1, párrafo primero, LJS, señalando que fueron declarados inconstitucionales, respectivamente, por las SSTC 58/2016, de 17 de marzo, y 72/2018, de 21 de junio, a partir de lo cual solicita, no solo el reconocimiento de la lesión de su derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, sino, igualmente, la declaración de inconstitucionalidad del art. 454 bis.1 LEC, destacándose así la importancia objetiva que reviste el control de constitucionalidad de la norma de referencia. Esto es, el recurrente pone de manifiesto que la lesión de su derecho fundamental puede tener su origen en la propia ley, razonamiento que permite conectar materialmente la alegada lesión con uno de los supuestos en los que cabe apreciar que el contenido del recurso justifica una decisión sobre el fondo en razón de su especial trascendencia constitucional conforme a lo establecido en la STC 155/2009, de 25 de junio, a saber, que “la vulneración del derecho fundamental que se denuncia provenga de la ley o de otra disposición de carácter general” [FJ 2, apartado c)]. Por consiguiente, aunque el razonamiento no se caracterice por su extensión, sí puede afirmarse que pone de relieve los datos necesarios para justificar la proyección objetiva del amparo solicitado, aplicando el criterio flexible empleado por este tribunal para validar aquellas argumentaciones que objetiven el recurso sobre la base de las dudas sobre la constitucionalidad de la norma de que se trate, en virtud de su naturaleza abstracta y desconectada de una situación particular concreta, tal y como lo hemos apreciado, entre otras, en las SSTC 118/2014, de 8 de julio, FJ 2; 128/2014, de 21 de julio, FJ 2, y 162/2020, de 16 de noviembre, FJ 2.

En definitiva, se ha de entender satisfecha en el presente caso la carga de justificar la especial trascendencia constitucional a la que se refiere el art. 49.1 in fine LOTC, con el consiguiente rechazo del óbice formulado por la parte demandada.

3. Examen de la lesión del derecho fundamental: doctrina constitucional sobre el art. 454 bis.1, párrafo primero, LEC y su relación con el derecho a la tutela judicial efectiva (STC 15/2020, de 28 de enero).

Como ya ha quedado expuesto, la queja del actor se centra en que no ha podido obtener una respuesta de fondo por parte del juez o de la audiencia provincial sobre las pretensiones ejercitadas ante las resoluciones de la letrada de la administración de justicia en el procedimiento de ejecución, ya que el art. 454 bis.1 LEC le impidió recurrir el decreto de 8 de abril de 2015 y, cuando planteó aquellas pretensiones en su recurso de apelación, la Audiencia Provincial de Barcelona desestimó su recurso razonando que existía cosa juzgada, ya que no había interpuesto recurso alguno contra dicho decreto. Y, en la fundamentación de la demanda de amparo, se sostiene que aquel precepto obstativo a la revisión de la decisión de la letrada de la administración de justicia es inconstitucional.

Los argumentos del demandante de amparo encuentran respaldo, al menos en lo que se refiere a este último extremo, en la STC 15/2020, de 28 de enero, del Pleno de este tribunal, que estimó la cuestión interna de inconstitucionalidad núm. 2754-2019, declarando la inconstitucionalidad y nulidad del párrafo primero del art. 454 bis.1 LEC, por vulnerar el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva garantizado por el art. 24.1 CE.

Recordemos que dicho precepto, en la redacción dada por la Ley 37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización procesal, establece, al regular el recurso de revisión contra determinados decretos del letrado de la administración de justicia, que “contra el decreto resolutivo de la reposición no se dará recurso alguno, sin perjuicio de reproducir la cuestión, necesariamente, en la primera audiencia ante el tribunal tras la toma de la decisión y, si no fuera posible por el estado de los autos, se podrá solicitar mediante escrito antes de que se dicte la resolución definitiva para que se solvente en ella”.

Como dijimos en la referida STC 15/2020, FJ 3, esa redacción no permite descartar la eventualidad de que existan supuestos en que la decisión del letrado de la administración de justicia excluida por el legislador del control judicial —directo o indirecto— concierna a cuestiones relevantes en el marco del proceso que atañen a la función jurisdiccional reservada en exclusiva a jueces y magistrados y que, por tanto, deben quedar sometidas a la posibilidad de su control de acuerdo con el derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión que a todos garantiza el art. 24.1 CE, y, sin embargo, el art. 454 bis.1 LEC impide su impugnación directa en revisión ante el juez o magistrado, excluyendo este control judicial directo frente a la generalidad de los decretos dictados en el proceso civil, con independencia de la importancia del ‘asunto resuelto en los mismos. “Por otra parte, tampoco cabe apreciar que este control judicial pueda obtenerse de manera real y efectiva en el marco del propio proceso de una manera indirecta a través de instrumentos o remedios alternativos al régimen de recursos”, a los que se refiere el párrafo primero del art. 454 bis.1 LEC, que no satisfacen en todos los casos la garantía de control judicial impuesta por el derecho a la tutela judicial efectiva. Así, no está contemplada en los procesos de ejecución civil en general, “cuyo desarrollo se ha confiado por las últimas reformas procesales al letrado de la administración de justicia, la realización de comparecencias (‘audiencia’) ante el titular del órgano judicial, excepto en el incidente de oposición a la ejecución (arts. 560 y 695 LEC). De modo que la posibilidad alternativa de reproducir la cuestión en la primera audiencia ante el tribunal, si bien puede desplegar su funcionalidad, en su caso, en el contexto de los procesos declarativos, carece de una base real como remedio de control judicial indirecto alternativo en el marco de un proceso de ejecución. Del mismo modo, la referencia realizada a la posibilidad de reproducir la cuestión mediante escrito para que se solvente en la ‘resolución definitiva’ tampoco satisface con carácter general la garantía de control judicial”. En particular, en el proceso de ejecución no resulta posible identificar una resolución judicial definitiva que, a semejanza de lo que sucede en el proceso declarativo, se pronuncie sobre las pretensiones planteadas por las partes, “ya que, por su propia naturaleza ejecutiva, su finalización normal se produce ex lege cuando se constata que se ha satisfecho completamente al acreedor (art. 570 LEC); pero esta resolución del letrado de la administración de justicia no resuelve pretensiones, sino que declara un estado de cosas y acuerda en consecuencia, si procede, el archivo del procedimiento”.

En suma, la STC 15/2020 concluyó que “el precepto cuestionado vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), ya que ha creado un régimen de impugnación de las decisiones de los letrados de la administración de justicia generador de un espacio inmune al control jurisdiccional. En coherencia con ello, se debe declarar la inconstitucionalidad y nulidad del precepto cuestionado, precisando, al igual que se hizo en las SSTC 58/2016, FJ 7; 72/2018, FJ 4, y 34/2019, FJ 7, que, en tanto el legislador no se pronuncie al respecto, el recurso judicial procedente frente al decreto del letrado de la administración de justicia resolutivo de la reposición ha de ser el directo de revisión al que se refiere el propio artículo 454 bis LEC”.

4. Aplicación de la doctrina constitucional al caso: desestimación del recurso de amparo.

Según resulta de las actuaciones remitidas por los órganos judiciales, el demandante de amparo interpuso sendos recursos de reposición contra dos diligencias de ordenación, una de las cuales había dejado sin efecto el remate aprobado en favor de la ejecutante (al indicar esta que no podía adjudicarse la finca subastada por no disponer de medios económicos para ello) y, la otra, había señalado una nueva subasta. En el primer recurso, con invocación de los arts. 653, 247 y 671 in fine LEC, así como de jurisprudencia relativa a la ilegalidad de la quiebra de la subasta por la parte ejecutante, solicitó el actor la reposición de la primera diligencia, que se obligara a la ejecutante a pagar el precio final del remate y que, en caso contrario, fuera condenada a indemnizarle por daños y perjuicios al haber quebrado la subasta de manera fraudulenta o, cuando menos, negligente, en una cuantía igual o equivalente al importe de la deuda por la que se sacó el bien a subasta, procediéndose, asimismo, al alzamiento del embargo. En cuanto al dirigido contra la segunda diligencia de ordenación, además de reiterar lo ya solicitado en el recurso anterior, interesó la desconvocatoria de la celebración de la nueva subasta y la declaración de nulidad de todo lo actuado tras el decreto de adjudicación de 30 de octubre de 2014.

Ambos recursos de reposición fueron desestimados por decreto de 8 de abril de 2015, que confirmó íntegramente las diligencias de ordenación impugnadas, indicando en su parte final que “contra esta resolución no cabe recurso alguno, sin perjuicio de reproducir la cuestión al recurrir, si fuera procedente, la resolución definitiva (artículo 454 bis LEC)”. Ante esta resolución, el demandante de amparo presentó escrito el 14 de abril de 2015, en el que, a tenor de lo dispuesto en el art. 454 bis.1 LEC, interesaba a su derecho reproducir todas las cuestiones planteadas en sus dos recursos de reposición, a fin de que se solventaran en la resolución que pusiera fin al procedimiento; pretensión que fue rechazada en diligencia de ordenación de 23 de abril de 2015, en la que se indicaba que la reproducción de la cuestión objeto del recurso de reposición debería hacerse al recurrir la resolución definitiva que se dictara en el procedimiento.

También formuló recurso de reposición contra el decreto de 27 de febrero de 2017, de adjudicación a la ejecutante de la finca subastada por un importe que, según se determinaba, cubría las cantidades reclamadas por principal, intereses y costas. En su recurso denunció el actor la infracción del art. 671 LEC, la no inclusión en dicha cuantía de las costas devengadas en distintos incidentes habidos en el procedimiento, así como el hecho de que se encontraba pendiente de resolver la pieza separada por mala fe procesal de la parte ejecutante. El recurso fue desestimado por decreto de 23 de marzo de 2017, en el que se indicaba que contra el mismo no cabía recurso alguno, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 454 bis LEC.

Es decir, que el recurrente ha visto obstaculizada su pretensión, de una parte, por la regla del párrafo primero del art. 454 bis.1 LEC, que le impedía interponer recurso alguno contra los decretos que resolvieron sus recursos de reposición, con lo que esas decisiones de la letrada de la administración de justicia resultaban inmunes al control judicial, tal y como se concluyó en la STC 15/2020, al declarar inconstitucional esa regla. Y, por otra parte, con el problema ya advertido en la misma sentencia —al que se ha hecho referencia en el fundamento anterior— de la particular configuración del proceso de ejecución, que impide aplicar la previsión del párrafo segundo del art. 454 bis.1 LEC, pues no cabe en dicho proceso la posibilidad alternativa de reproducir la cuestión en la primera audiencia ante el tribunal como remedio de control judicial indirecto alternativo, ni tampoco resulta posible encontrar una resolución judicial definitiva que se pronuncie sobre las pretensiones planteadas por las partes. Y eso es así porque la finalización normal del proceso de ejecución se produce en virtud de una resolución del letrado de la administración de justicia que se limita a constatar que se ha satisfecho completamente al acreedor y a acordar, en su caso, el archivo del procedimiento (art. 570 LEC), pero que no resuelve pretensiones.

La excepción única la encontramos en relación con la queja relativa a la mala fe en la que, según entendía el hoy actor, había incurrido la ejecutante. Esa pretensión dio lugar a la tramitación de un incidente en el que, conforme a lo dispuesto en el art. 247 LEC, el juzgado acordó por providencia oír a las partes en relación con lo dispuesto en dicho precepto. Tras recibir las alegaciones formuladas, el juez resolvió el incidente en providencia de 23 de marzo de 2017, en la que no consideró que la conducta de la parte actora en el procedimiento fuera merecedora de reproche procesal conforme al art. 247 LEC. Contra dicha providencia cabía interponer recurso de reposición (según se indicaba en la misma), sin que conste que el demandante de amparo lo interpusiera, por lo que se aquietó a esa decisión.

Ahora bien, el recurrente no acudió ante este tribunal en aquel momento, en el que se encontró con la imposibilidad de que las cuestiones resueltas por la letrada de la administración de justicia fueran objeto de control judicial, sino que ajustó su posterior actuación a lo que se le indicó en el decreto de 8 de abril de 2015 y en la diligencia de ordenación de 23 de abril de 2015. De este modo, declarada la terminación del proceso de ejecución y el archivo de las actuaciones por decreto de 23 de marzo de 2017, el demandante de amparo promovió contra él recurso de revisión, en el que denunció la infracción de los arts. 570 y 671 LEC, aduciendo que se había procedido al archivo sin que el acreedor ejecutante hubiera visto satisfecho enteramente su crédito por todos los conceptos derivados de la ejecución. Mediante otrosí, y con fundamento en el art. 454 bis LEC, interesó la reproducción de todas las cuestiones planteadas en sus anteriores recursos de reposición, a fin de que fueran solventadas en la resolución definitiva. Por esta vía, el actor pudo someter al control del juez las resoluciones de la letrada de la administración de justicia que el art. 454 bis.1 LEC le impedía recurrir en revisión.

El recurso de revisión fue desestimado por auto del Juzgado de Primera Instancia núm. 51 de Barcelona, de 2 de mayo de 2017, en el que, en relación con las costas e intereses, no se consideró infringido lo dispuesto por los artículos 671 y 570 LEC, alegados por el recurrente, y se acordó la desestimación del recurso en todos sus términos. Ante esta respuesta recurrió en apelación, donde reprodujo las quejas que planteó en los recursos de reposición y revisión interpuestos en su día. La Sección Decimoctava de la Audiencia Provincial de Barcelona desestimó el recurso mediante auto de 25 de mayo de 2018, que argumentó que el asunto que se sometía a su análisis ya había sido resuelto, pues la petición de condena a indemnizar daños y perjuicios con cargo al depósito o a cargo de la ejecutante, y de alzamiento del embargo fue rechazada por diligencia de ordenación de 1 de diciembre de 2014, que dejaba sin efecto al remate y negaba la retención del depósito por haber sido devuelto, diligencia “confirmada por decreto de 8 de abril de 2015, que es firme, pues no se presentó recurso alguno”. Evidentemente, esta respuesta no es acorde ni con lo que en aquel momento establecía el art. 454 bis.1 LEC, ni con la actuación del demandante de amparo que, ante la imposibilidad legal de impugnarlo en revisión, presentó escrito reproduciendo todas las cuestiones planteadas en sus recursos de reposición para que se solventaran en la resolución que pusiera fin al procedimiento. No obstante, a pesar de lo infundado de ese argumento del auto resolutorio de la apelación, que no resulta constitucionalmente aceptable, lo cierto es que el recurrente omite decir que la Sala no limitó el fundamento de su decisión desestimatoria del recurso de apelación a dicho argumento, sino que dio respuesta motivada a las cuestiones de fondo objeto de la apelación, para rechazarlas, en los términos que han quedado recogidos con detalle en los antecedentes de esta sentencia.

Así pues, aunque el demandante de amparo no pudo en su día interponer recurso de revisión contra los decretos que desestimaron sus recursos de reposición, para que el juez resolviera sobre las cuestiones planteadas en los mismos, por impedirlo el párrafo primero del art. 454 bis.1 LEC en el momento en el que se plantea el recurso de amparo, el actor ya había podido someter al control judicial el contenido de los decretos de la letrada de la administración de justicia hasta en dos ocasiones, y había obtenido una respuesta motivada sobre el fondo de sus pretensiones en los dos casos. Y, en lo que se refiere al incidente del art. 247 LEC, se produjo, como ya se ha expuesto, la tramitación judicial legalmente prevista, que concluyó con una decisión del titular del juzgado, adoptada en providencia, ante la que el actor se aquietó.

Por consiguiente, el recurrente no ha sufrido el efecto negativo del párrafo primero del art. 454 bis.1 LEC determinante de la vulneración del art. 24.1 CE, porque las decisiones de la letrada de la administración de justicia que cuestionó en su día no han resultado inmunes al control jurisdiccional, del que han sido objeto hasta en dos ocasiones. Conclusión que han defendido el fiscal y la representación de la ejecutante en el procedimiento a quo, y que conduce a rechazar la queja formulada y, por tanto, a la desestimación del recurso de amparo.